martes, 8 de marzo de 2011

Leer dos rostros


En el día en que transcurre con manifestaciones en diversas ciudades de Europa (circulan ya las crónicas y fotos de Edimburgo, Escocia, y las de París); los Estados Unidos, donde convocaron migrantes mexicanos en Nueva York, del Movimiento por Justicia del Barrio; y de México, con un bloqueo carretero en Bachajón, Chiapas, y jornadas de difusión en otras ciudades, de las que no está exenta Xalapa, queremos reflexionar sobre el hecho de que la revista Rebeldía haya publicado los rostros sin pasamontañas de la comandanta Ramona y el comandante Hugo.
¿Por qué publicar el rostro sin pasamontañas de la comandanta Ramona, quien muriera de cáncer en 2006, y del comandante Ik, quien muriera durante el alzamiento de 1994?
La respuesta se obtiene al ver los rostros de ambos. Fotografías de cómo fueron cuando jóvenes: Una mujer, un hombre con rostro de indígena o incluso de mestiza o mestizo, que solemos tener mucho de indígenas en nuestras facciones. Inmediatamente me recordó cómo contestaron los zapatistas a las insistentes preguntas de: ¿quiénes son bajo la capucha, quiénes están “detrás del movimiento”? “Detrás de nosotros estamos ustedes”. El rostro de la comandanta Ramona y el de Hugo lo confirman: un mexicano como tú, como yo, como nosotros.
En contraste, en 1994, mientras el gobierno y los medios de desinformación trataban de colgarles el sambenito de extranjeros a los indígenas mexicanos zapatistas, el gobernador chiapaneco no podía aparecer en pantalla, ni en audio, porque Elmar Setzer Marseille, quien había quedado en sustitución de Patrocinio González Garrido, parecía un alemán y hablaba un pésimo castellano con acento alemán, pues era descendiente de las colonias germanas que llegaron a ser caciques y terratenientes en Chiapas. Hubiera sido de pésimo gusto que saliera Elmar Setzer con su acento alemán a acusar de extrranjeros a los zapatistas.
Con la publicación de los rostros de Ramona y de Hugo, los zapatistas dan una cachetada con guante blanco a los organismos de inteligencia del estado contrainsurgente mexicano, incapaces de hacer una sola revelación interesante: Han intentado pasar por Marcos a un defensor de derechos humanos italiano que los desmintió y dejó en ridículo; han intentado achacarles el secuestro de Fernández de Cevallos (dudoso por donde se vea) sin conseguirlo, porque los zapatistas nunca han recurrido al secuestro y extorsión para financiarse; ahora tratan de hacer creer que Marcos está enfermo y luego filtrarán algún otro chisme para tratar de pasar de humo la represión que cometen Juan Sabines y Felipe Calderón con las detenciones masivas de indígenas, la prisión de conciencia, la tortura, el paramilitarismo y otras violencias dignas del priismo trasvasado –injertado– al PAN y el PRD.
Por el contrario, en medio del silencio que recién rompieron con una carta a propósito de la muerte de Samuel Ruiz, los zapatistas siguen siendo un referente para quienes creen que puede hacerse otra política, otra justicia, otro modo de organizar la vida, la comunidad, el mundo.
En una breve nota, con información de una entrevista a Laura Castellanos –la autora de México Armado y Corte de Caja, dos libros que cuentan parte de la historia de México negada por el poder–, a pesar de los deseos del medio que la publica, El Confidencial, de mostrar disminuidos a los zapatistas, tiene que reconocer hechos como: “40, 000 indígenas del estado de Chiapas (sureste de México) viven en régimen de autogobierno”. Y los logros de su autonomía: “En los más de 40 municipios autónomos rebeldes que abarca el territorio zapatista en la actualidad están prohibidos el alcohol y las drogas que lacran otras comunidades indígenas, se aplica el trueque y se reconoce la igualdad de género de modo que las niñas, obligadas tradicionalmente a cuidar de sus hermanos menores, acuden a las escuelas. Cultivan la tierra, han creados pymes que participan en las redes de comercio justo y cuentan con la solidaridad de grupos de apoyo nacionales e internacionales. “Aquí el pueblo manda y el Gobierno obedece”, dice su lema.”
La presentación de los rostros de Ramona y Hugo, o Señor Ik, en el número 76 de la revista Rebeldía muestra que los zapatistas no son extranjeros, ni mercenarios como los cuerpos armados que los agreden, ni extraterrestres ni alguna de esas historias mal urdidas por los mercenarios de la pluma (de Rebelión en las cañadas y Marcos, la genial impostura a las revistas Letras libres y Nexos).
El que no puede quitarse la capucha ahora es el poder. ¿Quiénes están detrás de Calderón, de Fernández de Cevallos, de la falsa izquierda que busca alianzas vergonzantes y luego se arrepiente y recula, de los rostros construidos por la televisión y los chismes de farándula?…
Detrás de los movimientos populares está la gente común, la más sencilla, la más pequeña. Detrás de la supuesta gran política están los enanos a quienes el dinero les compra prestigio y poder, o mejor dicho los compra a ellos mismos, con todo y sus membretes partidarios, camisetas que cambian como el clima en estos tiempos…
Leer el rostro de estos comandantes zapatistas, Ramona y Hugo, deja claro dónde ha estado la impostura: Detrás de los que pedían quitarles las capuchas, pero no son más que marionetas de poderes de hecho, poderes “invisibles” cada vez menos controlados por el ritual electoral. El tiempo va poniendo las cosas en su lugar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario