miércoles, 29 de febrero de 2012

El otro talón

Cuestión de nombres: para nosotr@s es trabajo sexual.

Hetaira, cortesana, meretriz, furcia, pelandusca, ramera, suripanta, buscona, golfa, zorra, prostitut@.

Muchos nombres se le han dado a quienes ejercen el trabajo sexual. No vamos a hablar sobre las raíces etimológicas ni sobre la historia de estas palabras, su uso y significado parten de un contexto, son el resultado de una elaboración social. Lo que sí nos parece importante anotar es que prácticamente todos los nombres se usan en femenino.

No existen las palabras hetairo, furcio, pelandusco, ramero, ni suripanto. Otras como cortesano, buscón, golfo y zorro no tienen un significado sexual. Meretricio significa “trato carnal con una meretriz”, es decir, se refiere a la “actividad” y no a la “persona”. Únicamente la palabra prostitut@ tiene el mismo significado cuando se usa en masculino o en femenino.

¿Esto qué nos dice? Pese a que el trabajo sexual masculino es también muy antiguo, esta actividad se adjudica principalmente a las mujeres. ¿Por qué? Un argumento simplista y moralista diría que las mujeres somos más propensas a caer en la garras del pecado; de ejemplo tenemos a Eva. Más allá de esta argumentación absurda, hay razones históricas que han llevado a las mujeres a ver en el trabajo sexual un medio para sobrevivir. Tiene que ver con la opresión de género, pero también con la opresión económica; tiene que ver con el nacimiento de la familia patriarcal, pero también con el surgimiento de la propiedad privada. Esto lo trataremos más profundamente en el siguiente apartado. Por lo pronto, quedémonos con una frase dicha por Engels en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado que da luz a este proceso: “el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino”.

Regresemos a los nombres. “Prostitut@” es el que tiene el significado esencial de la actividad, se refiere a la “persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero”. Sin embargo, el sentido con el que se usan coloquialmente la mayoría de los nombres acarrea una carga moral negativa, que no sólo hace referencia a la actividad que se realiza, sino que estigmatiza a la persona portadora, generando que se le vea con desprecio: “mujer cuyo oficio es la relación carnal con hombres”, “mujer de costumbres libres”, “mujer ruin” “mujer moralmente despreciable”.

Dentro de una sociedad con un pensamiento moralista, el placer sexual se restringe a la reproducción llevada a cabo por un hombre y una mujer que mantienen una relación amorosa. Una relación sexual sin amor a cambio de dinero es una transgresión. En estas sociedades se ubica a las personas que se dedican al trabajo sexual, no como personas que ejercen la “prostitución” sino como prostitut@s, putas, rameras, etc.

Esta actividad se convierte en su identidad principal, invisibilizando todas sus otras facetas. Así opera el estigma: oculta, lo que Alexa, compañera trabajadora sexual de Apizaco, afirma a Rebeldía: “Después del trabajo, somos madres de familia, hijos, hijas, hermanos, hermanas, llevamos una vida normal como todo ser”.

El estigma de puta no sólo se impone a las compañeras trabajadoras sexuales, también es usado contra cualquier mujer que tenga un comportamiento que salga de la norma. Con este estigma se pretende detener, reprimir la autonomía femenina. Las compañeras violentadas en Atenco en una carta que dieron a conocer cuando estaban presas en el penal de Santiaguito denunciaban: “No sólo fuimos insultadas, humilladas, golpeadas, torturadas, abusadas sexualmente y violadas, sino que ahora somos también presas y delincuentes. Estuvimos sometidas a todo tipo de represión. Durante la detención, primero con insultos tales como“¡eres una puta! ¡pinche puta maldita! ¡te vamos a violar como la puta que eres!”, es claro el uso represivo que le dieron a la palabra puta los putos policías.

Para finalizar con los nombres. Sexoservidor(a) es una palabra que a alguien por ahí se le ocurrió para “reivindicar” a l@s compañer@s. Muestra del desprecio internalizado que tienen los políticos y los funcionarios de las instituciones. Dicen las compañeras de Apizaco que ellas no son servidumbre de nadie y exigen que se les llame trabajadoras(es) sexuales. “Porque es un trabajo como cualquier otro.

Los obreros utilizan sus manos, sus mentes; nosotras utilizamos nuestros genitales, es una parte de nuestro cuerpo, entonces es un trabajo. Porque usamos una parte de nuestro cuerpo como los demás trabajadores” afirma Alexa, quien es apoyada por Elo, su compañera de trabajo. “Para nosotros es trabajo sexual. Todos los nombres que quieran ponerle no tienen valor, porque lo que hacemos debe ser reconocido como un trabajo.

Es un trabajo no reconocido que nos da de comer a muchas personas, es el sustento de mujeres y hombres que vivimos en la pobreza”.

Asimismo lo señalan l@s compañer@s de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, en su libro El color de la sangre: el uso del nombre trabajadora(es) sexuales “permite establecer una identidad gregaria con el resto del proletariado y una relación intrínseca con el capital que nos separó de los medios de producción (del sexo comercial), como a los demás sectores de la clase obrera en sus respectivos oficios y profesiones”.

¿El oficio más antiguo del mundo?

“El ‘oficio más antiguo del mundo’ es una justificación que el gobierno da para no ver lo que hay detrás de todo esto. Como cuando dicen que si no existiera habría más violaciones. Todas esas justificaciones tontas y ridículas son para que, de verdad, no se reconozca esto como un trabajo más. Preguntémonos ¿cuánto se genera? Por ejemplo, hay compañeras que empezaron muy jóvenes, que tienen 50 años y siguen ejerciendo. Sin embargo, no tienen un apoyo como la gente que trabaja tanto tiempo y ya tiene su pensión, o como la gente que tiene derecho a la vivienda y a la salud” afirma Elvira, compañera de Brigada Callejera.

Desde la mirada occidental de l@s académic@s, muchas actividades que implicaron el uso de la sexualidad femenina han sido catalogadas como prostitución. No importaba si era consentida por la mujer o no, o si era remunerada o no. Así inventaron los términos “prostitución hospitalaria” y “prostitución sagrada”. Es por esta razón que afirman que “la prostitución es el oficio más antiguo del mundo”.

Parafraseando a Engels, l@s compañer@s de la Red Mexicana de Trabajo Sexual definen al trabajo sexual como “una actividad que surge cuando aparecen el Estado, la familia monogámica y la propiedad privada” (El color de la sangre).

El propio Engels escribe: “Con la diferenciación en la propiedad... aparece esporádicamente el trabajo asalariado junto al trabajo de los esclavos; y al mismo tiempo, como un correlativo necesario de aquél, la prostitución profesional de las mujeres libres aparece junto a la entrega forzada de las esclavas. Así, pues, la herencia que el matrimonio por grupos legó a la civilización es doble, y todo lo que la civilización produce es también doble, ambiguo, equívoco, contradictorio: por un lado, la monogamia, y por el otro, el heterismo, comprendida su forma extremada, la prostitución. El heterismo es una institución social como otra cualquiera y mantiene la antigua libertad sexual... en provecho de los hombres”.

Esta afirmación hecha hace más de cien años es fundamentada ahora por l@s trabajadora(es) sexuales. “Las compañeras que han asistido a los diez encuentros de la Red Mexicana de Trabajo Sexual han reportado que aproximadamente el 75 por ciento de sus clientes son hombres casados o viven en unión libre con alguna mujer; y solicitar servicios sexuales les permite llegar a casa y continuar con su relación de pareja como si nada hubiera ocurrido, y más bien como si lo ocurrido fortaleciera su relación de pareja” (El color de la sangre).

El capitalismo genera el trabajo sexual desde diferentes ámbitos. La monogamia instaurada por este sistema impone un “deber ser”. Esta represión sexual produce “cuerpos insatisfechos” que buscan clandestinamente su satisfacción. La sociedad moralista reprime el sexo al mismo tiempo que abre su demanda: lo convierte en mercancía. Amparada en la doble moral, constituye industrias de producción, mercantilización, venta y consumo de sexo para brindar la “mejor” oferta. Sin embargo, esta oferta se presenta en dos sentidos: como explotación sexual y como trabajo sexual. La explotación sexual, un negocio para terceros que se invisibiliza en la palabra prostitución.

Y el trabajo sexual, un modo de subsistencia ante la pobreza que el mismo capitalismo genera. La distinción entre ambos es sencilla, manifiesta la determinación y consentimiento de dedicarse a este oficio.

Krisna, trabajadora sexual transgénero, comenta a Rebeldía: “El trabajo en colectivo que hemos hecho como trabajadoras(es) sexuales nos ha ayudado para desglosar todo el sistema de explotación sexual que existe, no solamente de padrotes y lenones, sino de las mismas instituciones. Antes, no visualizábamos más allá y creíamos que lo que estábamos haciendo era un delito, una falta administrativa.

Nos afectaba psicológicamente porque asumíamos que éramos culpables de la explotación, la extorsión, la persecución”.

Las cifras oficiales sostienen que en la Ciudad de México más 250 mil mujeres y niñas se dedican a la “prostitución”, es decir, una de cada cuarenta mujeres. Y el 99 por ciento son explotadas por lenones o lenonas.

“El capitalismo hace que todo se vuelva comercial; el capitalismo es la causa de que exista más explotación del trabajo sexual. Todo lo vuelve mercancía y, por lo mismo, hay explotación de mujeres, hombres, niños y niñas”, afirma Elo.

Las cifras dicen que 2.4 millones de personas son víctimas de trata en el mundo. La trata de personas es uno de los negocios ilegales más lucrativos. Se dice que ocupa el tercer lugar después del tráfico de drogas y armas, los ingresos estimados ascienden a 32 mil millones de dólares, claramente la trata de personas forma parte central del proceso de acumulación de capital.

En el mes de junio de este año, Brigada Callejera y trabajadoras(es) sexuales hicieron público a través de un medio de comunicación, que la mayoría de las mujeres y niñas que se dedican al trabajo sexual en la Merced, Sullivan, Tlalpan y Buenavista fueron enganchadas por redes de trata de mujeres que operan en las terminales de autobuses. Denunciaron la existencia de dos redes de explotadores que trabajan en la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO) identificadas como “Los Güeros” y “Los Tenancingo”. Estas bandas escogen las centrales camioneras porque ahí llegan mujeres jóvenes y niñas originarias de pueblos muy pobres.

Esta denuncia no es nueva, Brigada Callejera y la Red Mexicana de Trabajo Sexual se han dedicado a denunciar la trata de mujeres y la explotación infantil, pese a lo peligroso que esto resulta. No sólo por la violencia que puede venir de las redes de explotación, sino por la violencia institucional que estas denuncias generan. Afirma Elvira de Brigada que la gente tiene miedo de denunciar y/o las denuncias no prosperan porque hay policías y autoridades coludidos con los proxenetas.

Días después de la denuncia pública llegó a la oficina de Brigada Callejera una notificación girada por la Procuraduría del Distrito Federal citando a Elvira a declarar en calidad de testigo ante la Fiscalía de Delitos Sexuales. Comentó a Rebeldía nuestra compañera: “Me dio risa porque dije: ¡qué poca madre! estamos diciendo en dónde operan, qué hacen, cómo trabajan y, en lugar que investiguen, vayan (porque se dieron algunos nombres), a quienes mandan a llamar es a nosotros. Pues lógico que l@s compañer@s dijeron ‘no vas sola, vamos a ir varios’. Me ponen a dos funcionarias mal encaradas con ojos de acusación e intimidación que me decían: ‘¿cuánto te pagan?’ ‘¿porqué lo haces?’ En lugar de decir: ‘¿cómo te enteraste? ¿en qué nos puedes echar la mano?’ Me decían: ‘¿es tu amigo el periodista?’ ‘los medios no tienen por qué saberlo, para eso estamos nosotros, tú quién eres’. Todo el tiempo así. Les dije: Tengo 22 años de estar aquí y no creo que ustedes como funcionarios, como gente que la preparan para investigar, no sepan qué hacen, cómo operan. Y me preocupa porque esas redes son las que ustedes tienen que estar combatiendo y no encarcelando a mucha gente que no tiene nada que ver”.

Lo más seguro es que las redes de explotación denunciadas no serán tocadas. Lo indica la historia de todas las otras denuncias que han hecho l@s compañer@s. Lo “justifica” la corrupción y la relación que existe entre lenones, policías y autoridades para solapar la explotación sexual, ya que les deja cuantiosas ganancias.

Del despojo a la explotación

“Somos mujeres que tenemos necesidad, tenemos hijos, tenemos una familia que mantener” comenta Alexa. Inmediatamente después, Elo la complementa: “En el trabajo sexual también hay hombres que tienen necesidad de trabajar y que tienen que vivir de su cuerpo, porque no existen trabajos para poder desempeñarlos”.

La necesidad creada por el capitalismo al sumir a la mayoría de la población en la pobreza lleva a mujeres, hombres, niños y niñas, a buscar alternativas de sobrevivencia. Much@s de ell@s deciden dejar su pueblo y partir a las ciudades. El despojo de sus tierras, la falta de vivienda digna, los prácticamente nulos servicios de salud, la mala educación, la falta de trabajo o la poca paga por el trabajo que hay y la mesa vacía orillan a encontrar en la migración la única salida.

Según datos oficiales el 88 por ciento de las 250 mil mujeres y niñas que se dedican al trabajo sexual o que están siendo explotadas sexualmente en la Ciudad de México, provienen de los estados de Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Chiapas y Oaxaca. El 82 por ciento de ellas es analfabeta o no terminó la primaria.

Elvira asegura que “nueve de cada diez de estas jovencitas vienen de esos pueblos obligadas por la miseria; otras engañadas por los llamados padrotes e incluso otras vendidas por alguno de sus padres o tíos, hasta por mil pesos... Estamos hablando de niñas y adolescentes indígenas de comunidades muy pobres, más bien en extrema pobreza, que vienen engañadas por el padrote. Hay jovencitas bonitas que aquí son muy cotizadas... Los hombres pagan más por ellas que por una defeña de 30 o 40 años” (Crónicas periodísticas de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C. 1995-2008).

En esta búsqueda de alternativas, que implica la migración a las ciudades, se encuentran con personas que se dedican a “engancharl@s”. Del despojo que han sufrido en sus comunidades y la pobreza en la que vive su familia, pasan a una ruin explotación.

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Es difícil para las compañeras de Apizaco compartir cómo se iniciaron en este trabajo. Ahora forman parte del Colectivo de Mujeres en Pro de sus Derechos del CNUC. Sin embargo, antes de llegar, ahí su vida no era igual. Alexa respira profundo y dice: “Yo estuve trabajando en otros lugares, estuve en una zona de tolerancia, ahí es donde yo empecé a trabajar. Es difícil empezar este oficio, pero más difícil es la forma como te tratan en el lugar donde estás. Uno está mal anímicamente, la autoestima se baja. Una mujer era la dueña del bar. Por lo que yo sabía, esa señora había sido explotada por su marido, pero aunque eso le pasó, ella nos trataba igual a todas las que estábamos ahí. Muchas muchachas tenían sus parejas, sus explotadores. Si las muchachas platicaban más con los clientes y no se apuraban a trabajar, la señora le hablaba a su explotador y las acusaba... después el señor llegaba y las golpeaba”.

Las redes de trata de mujeres, una vez que las enganchan, las obligan a trabajar en las calles con vigilancia constante, “previo ‘acondicionamiento psicológico’ que incluye violación, abuso sexual y golpes”. Si son menores de edad les dan una credencial de elector falsa. Las someten a jornadas muy largas con la finalidad de que reúnan las cuotas que les imponen, si en su primera jornada no obtienen la cuota las obligan a trabajar una segunda jornada. Si en esta segunda jornada siguen sin reunirla, las golpean. A las niñas que no aparentan mayoría de edad las tienen capturadas en hoteles donde las explotan y ponen al servicio de clientes pederastas.

En el XIII Encuentro Nacional de la Red Mexicana de Trabajo Sexual que se realizó en los primeros días de agosto, l@s compañer@s compartieron que un mecanismo común de control es el secuestro de sus hij@s.

“A mí, mi padrote me quitó los papeles de mi hijo para amarrarme a él. Lo que hice fue decirle a su otra vieja que me diera copias para poder registrar a mi hijo. Sin acta de nacimiento, los niños no pueden estudiar y luego, tampoco pueden trabajar bien. Un reto es lograr que muchas compañeras y sus hijos, logren registrarse, porque actualmente es como si no existieran” (Reflexiones y pronunciamiento del XIII Encuentro Nacional de la red mexicana de trabajo sexual).

Esto es algo común entre las menores de edad.

Sus hijos no cuentan con acta de nacimiento ni tienen el apoyo de su familia para reclamarlos cuando son retenidos por la autoridad judicial”. Así le ocurrió a Elizabeth, adolescente de 16 años quién estuvo a punto de perder a su hija por ser trabajadora sexual y no estar reconocida ante la ley para ejercer su maternidad (Crónicas periodísticas de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C. 1995-2008).

Por ese motivo, Brigada Callejera sugiere derogar la fracción sexta del artículo 503 del Código Civil para el Distrito Federal que expresa: “No pueden ser tutores, aunque estén anuentes en recibir el cargo... Los que no tengan un modo honesto de vivir”. Los proxenetas se avalan en este artículo para extorsionar a las madres.

Explotación, vigilancia constante, incomunicación, abuso sexual, violación, encierro, extorsión, violencia, secuestro, desapariciones forzadas, muerte, es lo que ofrecen las mafias del sexo.

¿Qué ofrece el gobierno?

Con l@s compañer@s hicimos un ejercicio de lluvia de ideas que respondiera a la pregunta que titula este apartado. Elvira, Krisna y las compañeras de Apizaco –Elo, Candelaria, Sarahi, Vero, Leticia, Alexa y Karla– participaron en el ejercicio. Así, como lluvia de ideas presentaremos sus respuestas.

El gobierno nos ofrece represión; pobreza; trabajo mal pagado, 50 pesos diarios; ofrece desaparecernos; limpiar la ciudad porque afeamos las calles; limpiar barrancas; no registrar a nuestros hijos para que tengan su acta de nacimiento; ofrece control sanitario y cobrarnos por él; no entregarnos los resultados de nuestros análisis; ofrece boletinarnos en los hoteles cuando somos portadoras del VIH, violando nuestro derecho a la confidencialidad; ofrece vendernos los condones “gratuitos”; negarnos el acceso a retrovirales; ofrece cerrarnos nuestros centros de trabajo.

Ofrece una zona de tolerancia fuera de la ciudad, diciéndonos que ahí vamos a estar mejor que donde estamos, pero es mentira, ahí nunca vamos a estar bien. Estar en una zona de tolerancia significa: estigma; discriminación; explotación desmedida hacia las mujeres, hombres, niños y niñas; significa degradar al ser humano a lo más bajo.

Ofrece que exista más explotación hacia las niñas y los niños, y que se los lleven a otros países para poder explotarlos; proteger a las redes de explotación sexual de mujeres y niñ@s a cambio de dinero; ofrece regentear a las presas en las cárceles de la Ciudad de México; estar coludidos con las mafias para permitir que el negocio funcione; ofrece cero tolerancia al trabajo sexual.

Ofrece golpear al trabajo sexual independiente; operativos policíacos; persecución; ofrece no reconocer que hacemos un trabajo; criminalizar a l@s trabajadoras(es) sexuales organizados acusándolos de lenocinio o de explotación de menores; ofrece sacar la mayor ganancia posible a través de extorsionarnos o inventarnos delitos para cobrarnos fianzas; acallar nuestra voz y nuestra lucha con becas y apoyos financieros; cooptarnos; ofrece propuestas de ley que no nos sirven; ofrece cárceles.

Ofrece crímenes, como lo sucedido el 11 de julio de 2006 cuando sus militares violaron a 14 mujeres en Castaños, Coahuila; ofrece nunca tener justicia; ofrece muerte.

“Operación Rescate”: un pequeño botón de muestra

En el documento Reflexiones y pronunciamiento del XIII Encuentro Nacional de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, l@s compañer@s fijaron una postura clara con respeto a la explotación infantil: “¿Qué hacer cuando hay menores de edad en la calle, donde estamos las trabajadoras sexuales?

Debemos averiguar cuál es su situación y no olvidar que siempre son víctimas de otras personas y quién es el responsable de que esté parada en una esquina, esperando clientes para irse a ocupar a un cuarto de hotel para denunciarlo y que pague su delito. Tenemos que tener presente que detrás de todo menor de edad, siempre hay un adulto que lo está induciendo y sacando provecho económico de él o de ella. Sin embargo, no debemos olvidar que la presencia de la prostitución infantil, es un pretexto para limpiar los centros históricos y otras zonas de las ciudades donde están comprometidos proyectos de inversión inmobiliaria”.

En este sentido, se pronunciaron por declararse “en alerta roja por las pretensiones de diferentes gobiernos municipales, estatales y federal de despojarnos de nuestras fuentes de empleo para abrirle paso a proyectos inmobiliarios, con el pretexto de combatir al crimen organizado y a una de sus expresiones más inhumanas: la trata de personas con objeto de explotación sexual”.

El 20 de agosto, días después de esta declaración en contra de la trata de personas y de la explotación sexual infantil, el gobierno municipal de Guadalajara, junto con el DIF y el Consejo Estatal para la Prevención y Control del VIH/SIDA ejecutaron una cruzada contra trabajadoras sexuales del barrio de San Juan de Dios, curiosamente todas vinculadas a la Red Mexicana de Trabajo Sexual.

Así como lo indicaron l@s compañer@s, “Operación Rescate” tuvo como pretexto la trata de personas y la explotación de menores. Aunque se sabe que atrás tiene dos finalidades ocultas: la primera y más importante, es la que denunciaron l@s compañer@s en el Encuentro: despojarlas de sus fuentes de empleo para abrir paso a proyectos inmobiliarios. Desde 2008, han querido desalojar a las compañeras debido a que se encuentran dentro del perímetro de un corredor turístico relacionado con la Villa Panamericana de los Juegos Olímpicos de 2011. La segunda, fue un castigo porque no quisieron colaborar, semanas antes, en un proyecto de prevención del SIDA entre usuarios de drogas intravenosas con el Consejo Estatal para la Prevención y Control del VIH/SIDA.

Pese a que la justificación pública fue “liberar” a las mujeres y niñ@s de la explotación sexual, incluso Sevando Sepúlveda, secretario de Seguridad Ciudadana, afirmó que la intención era “liberarlas para que cambien su vida”, el trato que les dieron no fue como si fueran “víctimas de un delito” sino como si fueran “delincuentes”.

La policía municipal, policía judicial, personal del DIF e INMUJERES y periodistas allanaron los hoteles Hidalgo y Paris, así como las casas de huéspedes de Gigantes y 5 de Mayo con lujo de violencia. Sacando de los diferentes cuartos a las compañeras y a clientes, sin siquiera permitirles que se vistieran. Denunciaron las compañeras que fueron humilladas constantemente, tomándoles fotos y video sin su permiso. Ante la exigencia de que no lo hicieran, tratando de taparse el rostro con lo que podían, la respuesta fue más agresión e insultos verbales: “Si no te gusta que te tomen fotos ‘de piruja’, dedícate a otra cosa, mamacita”.

En un boletín de presa, Jaime Montejo de Brigada Callejera y de la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle afirma que “el menosprecio a la dignidad de las presuntas víctimas de trata que fueron tratadas como delincuentes al ser esposadas, desnudadas, obligadas a hacer cuclillas, fichadas, multadas, fotografiadas y sus imágenes reproducidas en la televisión y diarios de recirculación estatal sin su consentimiento; no sólo fue promovido desde la máxima autoridad de la presidencia municipal, Aristóteles Sandoval Díaz; sino que fue avalado y legitimado por el INMUJERES y el DIF, instituciones del gobierno municipal que dicen trabajar contra la violencia de género hacia las mujeres y a favor de los grupos vulnerables”.

El saldo: 27 mujeres detenidas, a quienes les cobraron multas de 450 a 540 pesos. 18 lugares clausurados, a quienes infraccionaron con multas de 13,500 pesos. L@s compañer@s denuncian que no les entregaron ningún comprobante oficial de estas multas. Mujeres explotadas: ninguna. Todas ellas son trabajadoras sexuales independientes. Menores de edad: ninguna.

Aunque dijeron que habían encontrado siete menores. Todas ellas llevaban su credencial y demostraron que la acusación no era cierta. El DIF se encargó de presionarlas para que se declararan menores de edad, por supuesto las compañeras no aceptaron. Nos cuenta Elvira que “al día siguiente a una de las que dijeron que era menor, el DIF fue a donde se hospeda en el hotel, ahí con su pareja y sus hijos. Y resultó que le querían quitar a sus hijos por el simple hecho de que era trabajadora sexual y porque no les siguió su jueguito de que era menor, y comprobó que era adulta. Quisieron una venganza, pero nadie dejó que se los llevaran”.

La respuesta organizada de las compañeras no se hizo esperar, el 25 de agosto ya estaban realizando el Foro Laboral de Trabajadoras Sexuales contra la Represión y la Trata de Personas. A través de las notas informativas del Taller de Periodismo Ampliado “Aquiles Baeza” de la Red Mexicana de Trabajo Sexual nos enteramos de los resultados: “Poco más de 120 mujeres adultas de San Juan de Dios, integrantes de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, reflexionaron sobre las consecuencias de la ‘Operación Rescate’ emprendida por el Secretario de Seguridad Ciudadana del municipio de Guadalajara, Servando Sepúlveda Enríquez, donde fueron exhibidas con desprecio y detenidas, con el pretexto de combatir la trata de personas y la prostitución infantil”.

Las compañeras Maritza y Jimena denunciaron al visitador Carlos Humberto Martín Franco de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Jalisco (CDHEJ), quien se negó a levantarles una queja, señalando “que no tenía caso que lo hicieran, ‘ya que siempre nos iba a chingar la policía’, ‘que mejor nos dedicáramos a otra cosa para evitarnos problemas’”.

Se indignaron con las ganancias que obtuvo el ayuntamiento en la operación, la compañera Ana María afirmo que “al gobierno lo único que le importa es dónde obtener ganancias… y ahí estamos nosotras para mantenerlo, como a los padrotes de San Miguel Tenancingo, Tlaxcala”. “Si esto no es explotar la prostitución ajena, que nos digan qué cosa es” alegó la compañera Miriam.

Afirmaron que la Red Mexicana de Trabajo Sexual siempre a denunciado a las redes de trata de personas y explotación infantil, que “ellas son parte de la solución y no el problema, como lo hace ver el presidente municipal de Guadalajara, Jalisco, Aristóteles Sandoval, impulsor de acciones mediáticas carentes de otro sentido, que no sea castigarles por ser mujeres humildes, orilladas por las circunstancias al comercio sexual”.

El comportamiento del DIF y de INMUJERES les causó más que indignación. L@s del DIF se comportaron como policías en el operativo agarrando a las compañeras, sacándolas semidesnudas a empujones de los cuartos y obligándolas a que se dejaran fotografiar por los periodistas “así como se visten ustedes las prostitutas”. L@s de INMUJERES solaparon toda esa violencia y en compensación por haberla sufrido les ofrecieron a las compañeras “becas de capacitación en corte y macramé o empleos temporales con salario mínimo, para restituir la tranquilidad que la violencia fotográfica y policíaca, les robó durante el operativo”.

Ivón en el foro les respondió; “No queremos sus despensas, ni sus cursos, ni sus becas. Para eso trabajamos y no para andar dando lástima… qué pena que a las que andan metidas en el COESIDA Jalisco y el DIF, les hayan regalado despensas en mal estado, que ya no deben ser consumidas por ninguna persona. ¿Qué esperaban de ellos? Yo sólo he recibido menosprecio y agresiones de su parte”.

El comportamiento del gobierno y sus instituciones en Guadalajara demuestra lo que dijeron l@s compañer@s de la Red en su XIII Encuentro: “El mismo gobierno se está convirtiendo abiertamente en el gran lenón de las trabajadoras (es) sexuales.

Por un lado, persiguen a los grupos que no tienen madrotas y dan pasos para erradicar la ‘explotación sexual’ en los lugares donde trabajan y por el otro, dan permisos para giros negros donde se ejerce la explotación del trabajo sexual”.

Dice Jaime: “los sitios en que realmente se explota a menores de edad no son tocados por las autoridades; por ejemplo, la casa de citas del Jardín Morelos.

Sus dueños participan en reuniones con el COESIDA Jalisco, el DIF y la presidencia municipal. La prostitución de lujo opera en hoteles de cinco estrellas, con menores de edad y mujeres extranjeras, y no es objeto de investigación”.

Organización: “la diferencia más importante es la conciencia política”

Algun@s compañer@s se han decidido liberar de la explotación sexual a la que l@s tenían sometid@s.

Su ejemplo muestra que, aún en situaciones de opresión y violencia exacerbada, es posible levantar el rostro y transformar la situación. Es cierto que en esa acción de resistencia y rebeldía encuentran más violencia y represión y, desafortunadamente, algun@s no han podido superarlo. Como Estela, una jovencita “de 18 años, quien venía de un pueblito de Hidalgo.

Fue una de las primeras en rebelarse contra su padrote en 1991, cuando Brigada Callejera inició sus campañas en la zona sobre derechos humanos para que ellas hicieran valer sus garantías. Ella quería poner el ejemplo a las otras muchachas de ser independiente, pero sólo tuvo una semana de libertad, porque apareció muerta bajo una cama del Hotel Madrid, situado en la Merced, donde su cuerpo estuvo dos días envuelto en sábanas. Fueron las otras muchachas las que se dieron cuenta al percatarse del mal olor en la habitación. Tenía un hijo de dos años, al que nunca localizamos” (Crónicas periodísticas de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C. 1995-2008).

Otr@s, afortunadamente, no corren la misma suerte y sí se han logrado liberar.

Algun@s regresan a sus pueblos, otr@s ya liberad@s de la explotación sexual, pero aún no de la pobreza y la necesidad que ésta genera. Deciden dedicarse al trabajo sexual independiente, pero esta decisión va acompañada de la semilla que se sembró en el momento que su corazón dijo ¡ya basta!. Va acompañada de la rebeldía y se integran a grupos de trabajadoras(es) sexuales organizados.

Muchas son las diferencias que origina la organización. Sobre esto l@s compañer@s nos expresaron lo siguiente:

Alexa, del Colectivo de Mujeres en Pro de sus Derechos del CNUC: “Los trabajadores y trabajadoras que no están organizados son explotados, tanto por lenones como por el gobierno. Y las trabajadoras y trabajadores que estamos organizados decidimos qué hacemos con nuestro dinero. No le damos mordida a nadie. Claro que siempre nos va a estar reprimiendo el gobierno porque no nos dejamos, pero tenemos que enfrentarnos con ellos”.

Elo, del Colectivo de Mujeres en Pro de sus Derechos del CNUC: “Las que estamos organizadas y organizados luchamos porque se nos respeten nuestros derechos y eso es lo que hemos logrado, que exista más respeto a los derechos fundamentales”.

Elvira, de Brigada Callejera, comentó: “Las compañeras organizadas ya no pagan ni un peso, a diferencia de las otras. Las cuestiones de organización: cuando hay operativos la respuesta de las organizadas en apoyo es inmediata. En las cuestiones de salud: aquí hay gente capacitada, que son especialistas en cada área, donde se guarda la confidencialidad. La organización ha logrado dar apoyos de becas con los recursos que se generan del condón, ya son ahorita 50 y vendrán otras 50 becas para los niños. Si hay un problema de salud que nosotros no podemos resolver, como una operación, se busca y si no tienen para pagar, se trata de hacer coperachas entre todas”.

Krisna, de la Red Mexicana de Trabajo Sexual: “La diferencia más importante es la conciencia política. Se sabe diferenciar entre un trabajo y la explotación sexual. Saben diferenciar qué se puede dialogar sobre el trabajo con las autoridades y qué es cooptar (que el mismo gobierno te quiera manipular o imponer su criterio). Desde el momento en que tú aceptas reubicaciones, aceptas horarios; aceptas salirte de lugares. Obviamente eso habla de que las engañan a base de becas, de estímulos económicos. A las compañeras organizadas ya no las engañan. A las compañeras se les comunica nuestra experiencia y también parten de la suya, y así comparan sus vivencias con las de otras compañeras. Como el trabajo sexual es muy movible, hay compañeras de otros estados, que continuamente se van a sus estados. Muchas veces nos hablan y nos cuentan lo que han hecho en otros lugares sembrando la semilla de la rebeldía y la resistencia. Eso es mucho logro”.

Nuestro enemigo: el capital

Sergio Rodríguez en el prólogo al libro La Otra Campaña y la Lucha de Clases de las Trabajadoras Sexuales en México escribe: “El libro que tienen en sus manos representa la elaboración de una gramática de la rebeldía... ubica el conflicto de clase que está atrás de cualquier construcción... [son de los que] ubican la realidad como un espacio de conflicto, de confrontación. No es que no puedan o no acepten elaborar demandas para mejorar sus condiciones de vida; es algo más profundo. No se confunden sobre el carácter de su enemigo, mejor aún identifican a su enemigo y al campo ideológico del mismo”.

L@s compañer@s de la Red Mexicana de Trabajo Sexual se ubican como parte de la clase obrera. En este sentido van tres de sus siete demandas históricas: defensa de la fuente laboral de las y los trabajadora (es) sexuales; defensa de las conquistas laborales de las y los trabajadora (es) sexuales y obtención de mejores condiciones laborales en el sector sexual de la economía.

Pero no se quedan en demandas reivindicativas.

Parten de que la emancipación sólo puede ser autoemancipación. Cada quien es el estratega de su propia resistencia. Afirma Krisna: “El EZLN nos enseñó que se podían hacer las cosas sin depender del gobierno”.

Y como lo hicieron l@s compañer@s indígenas del Congreso Nacional Indígena, l@s trabajadoras(es) sexuales “decidimos ya no pedir permiso, ya no utilizar la agenda ciudadana de las trabajadoras sexuales como moneda de cambio, ni exigir la resolución de pliegos petitorios. Al contrario y siempre a contracorriente, determinamos en colectivo: ‘cambiar las cosas aquí y ahora’... Así y no por decreto, promovimos e implementamos, con muchos errores y presión externa ensordecedora, la formación de núcleos cooperativistas de trabajadoras sexuales que reconocieran por la vía de los hechos sus derechos laborales”.

Afirman “La lucha de clases también se expresa en la conformación de cooperativas donde se busque erradicar la explotación de la prostitución ajena; donde cada quien gane lo que su trabajo produjo” (La Otra Campaña y la Lucha de Clases de las Trabajadoras Sexuales en México).

En este tenor va su cuarta demanda: organización cooperativista del trabajo sexual con carácter sostenible, autónomo y con instancias propias de decisión. Pero no se quedan ahí; van más allá. Jaime de Brigada Callejera afirma que “se requiere de la destrucción del capitalismo para que el trabajo sexual deje de ser comercial y esto nos obliga a luchar contra todo tipo de propiedad privada en general y contra aquella propiedad que reduce a las mujeres a una condición de mercancía, concretamente a la mercancía sexo comercial”. Sus últimas tres demandas lo plantean: expropiación y socialización de los medios de producción del sexo comercial, erradicar las causas estructurales que generan el sexo comercial infantil y adulto sin plantear el abolicionismo del trabajo sexual adulto o prostitución e, impulsar en la Nueva Constituyente Anticapitalista el reconocimiento de los derechos laborales de l@s trabajadoras(es) sexuales.

El XIII encuentro de la Red “ratifica su compromiso de luchar contra el capitalismo, que reproduce la explotación sexual, económica y psicológica de trabajadoras sexuales y menores de edad prostituidas(os)”. Su lucha, pues, es anticapitalista. Y como dice el Sub, “La base fundamental del sistema capitalista es: quién es el propietario de los medios de producción. No se es anticapitalista si no se cuestiona esa relación de propiedad”.

Por ese motivo, l@s compañer@s de la Red formaron cooperativas para “expropiar” y ser dueñas de sus medios de producción. Alquilaron hoteles, se hicieron cargo entre tod@s de los gastos y se repartieron las ganancias. Una de las experiencias fue de la cooperativa Ángeles en Busca de Libertad. Pero la propuesta no prosperó por la represión gubernamental. Nos comparte Elvira: “Ha sido muy difícil el poder tener sus propios lugares para trabajar, como departamentos, o casas, porque luego, luego llegan a chingar. Si son pinches españoles los dueños de hoteles, para ellos no hay pedo, es un capitalista que está invirtiendo en México. Pero si es una de las compañeras es lenocinio. Ha habido experiencias, pero no han prosperado porque las autoridades les cierran. Eso es a lo que quisieran llegar las compañeras y están luchando por eso, pero en la realidad ahora está cabrón”.

Parece que la casa de trabajo independiente de las compañeras de Apizaco, por lo pronto, es la única que conocemos que está funcionando.

Sobre esta experiencia, Elo comparte a Rebeldía: “En este lugar pagamos la renta entre todas, pagamos la luz, pagamos el agua y pues cada quien trabaja y se lleva su dinerito. Sea poquito o sea mucho cada quien se lo lleva. Se ha pensado en hacer una casa en un terreno que sea una propiedad para dejar de estar rentando, se ha pensado en eso, pero por lo pronto son sueños y esperamos que se realicen algún día. A lo mejor a muchas de nosotras ya no nos va a tocar y ojalá que esto siga y algunas lo puedan llegar a hacer. Lo que nosotras quisiéramos es que las demás compañeras se organicen, que hagan su colectivo, que tengan su casa y que hagan sus propios beneficios para ellas.

“Ha sido difícil, cuando nosotras empezamos a rentar un espacio —ya tiene como 10 años—, fue por la necesidad. Aquí los hoteles son muy caros, era más difícil ganar un dinero en un hotel que nos estaba cobrando muy caro, 50 o 100 pesos, de esa necesidad surgió la idea de rentar un espacio.

Hablamos con un señor que ya no vive y nos rentó a todo un grupo grande. Todas rentamos, era como una vecindad de cuartitos, y nos fuimos; unas dos en un cuartito, otras tres en otro y así empezamos a rentar. Tuvimos que salirnos porque el señor falleció.

“Entonces buscamos acá donde estamos ahora, fuimos a hablar con el dueño y accedió a rentarnos el espacio para este trabajo, porque es muy difícil encontrar una persona que quiera rentarnos su casa para este trabajo. Sí lo logramos y fue así como surgió la idea de un espacio para nosotras. Por ahora somos nosotras las del colectivo. Unas, así como llegan también se van, porque a veces no les gustan las reuniones, las entrevistas, las conferencias de prensa, salir en los periódicos. Se van por eso”.

Participar en esta casa de trabajo “implica pagar el mantenimiento del espacio; implica que a veces tenemos que dejar de trabajar para asistir a las reuniones; implica que tenemos que salir fuera de este lugar, ir a México, ir a Chiapas, a los lugares donde decidimos ir por algún evento donde vamos a participar; implica tener que dar conferencias de prensa, salir en los periódicos, a veces hasta en la tele; implica tener compromisos con la organización; implica tener conciencia”.

Y termina la compañera diciendo: “casa de trabajo independiente y comunidad zapatista autónoma tienen mucha similitud. Yo tuve la experiencia de ir a Chiapas a una comunidad zapatista. Ahí todos están unidos y son autónomos y nosotros también, tenemos cierto parecido. Los zapatistas son unas personas muy admirables que han luchado bastante y pues nuestra lucha es semejante a la de ellos. Tenemos un espacio que es nuestro”.

Decía el Subcomandante Marcos en el Encuentro Nacional Obrero en abril de 2006:

“El otro movimiento obrero, los otros trabajadores y trabajadoras del campo y de la ciudad —pensamos nosotros los zapatistas— deben elevar la mira y no sólo pelear por mejores salarios, mejores condiciones laborales, seguridad en el empleo y prestaciones, además de libertad y democracia sindical. El otro movimiento obrero debe pelear ya por arrebatarle a los capitalistas la propiedad privada de los medios de producción...

“Estamos pidiendo respetuosamente a este Otro Encuentro Nacional Obrero que tome esta decisión; si se va a conformar con luchar por democracia sindical, si se va a conformar con luchar por mejores condiciones salariales y laborales o, junto con nosotros, con la Otra Campaña, va a luchar por destruir a los capitalistas y quitarles ya la propiedad de los medios de producción”.

L@s trabajadoras(es) sexuales organizados en la Otra Campaña se han decidido por la segunda opción.

lunes, 27 de febrero de 2012

El sepulcro de las elecciones

La documentación de los asesinados, de los desaparecidos, de los despreciados de esta nación continúa creciendo en la Comisión de Víctimas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD). Lo que no crece, y es competencia del Estado, es la justicia que reclaman y que continúa sepultada en las procuradurías.

La realidad es terrible. No sólo porque las víctimas, a pesar del consuelo y de la dignidad que el MPJD les ha dado, no encuentran en el Estado ni la seguridad ni la justicia que les corresponde (ni los culpables de los homicidios y desapariciones están presos, ni los desaparecidos aparecen muertos o vivos), sino porque en medio de esa realidad de impunidad, de ausencia de estado de derecho que vive la nación, los partidos políticos se han lanzado a la contienda electoral. Unos y otros, a través de sus respectivos candidatos, no cesan de decir lo que siempre repiten hasta la náusea en cada elección: que ellos tienen la clave para gobernar, para sacar al país adelante, para lograr la prosperidad.

Sin embargo, bajo los rostros de los candidatos que empiezan a poblar las calles y las carreteras del país –presencias ominosas del mal gusto de las agencias de imagen–; bajo sus inanes eslóganes –frutos podridos del despilfarro del dinero de los ciudadanos–; bajo la complicidad de los medios de comunicación que los exaltan y bambolean en una pasarela sin fin de vanidades –esquelas mortuorias de la vida ciudadana–, los rostros, los nombres y las historias de los muertos, de los desaparecidos y de los que sufrimos por su ausencia no sólo continúan sepultados, sino aumentando su número.

En este sentido, las campañas electorales que comenzaron, lejos de augurarnos una salida, son en realidad monumentos mortuorios bajo las cuales se ahoga el grito de miles de víctimas destrozadas por el crimen y humilladas por el Estado.

Por más que los partidos nos digan que sus gobiernos serán distintos, la realidad es lo contrario. Adondequiera que volvamos el rostro a lo largo y ancho del país, los gobiernos con los que nos topamos –sean del PAN, del PRD o del PRI– tienen la misma impronta: el dolor, la injusticia y el rostro de las estatuas mortuorias de los gobernantes o de sus nuevas representaciones electorales levantadas sobre nuestras desgracias. Cambiar una estatua mortuoria por otra no garantiza, como quieren hacernos creer los partidos y los medios de comunicación, ni la justicia ni la paz de las víctimas. Simplemente señalan el tipo de gusto con el que queremos adornar y mantener sepultado el horror.

Contra lo que quieren hacernos creer el gobierno y los partidos a fuerza de dispendios publicitarios y virtualidad, las elecciones, en las condiciones de dolor, corrupción e impunidad en que vivimos, no son un ejercicio democrático, sino una simulación, un monumento tan mortuorio como kitsch de la ignominia a la que un Estado omiso y delincuencial ha llevado a la nación, y cuyo rostro más claro en su dolor son las víctimas que no conocieron la seguridad del Estado ni tras su muerte o desaparición la justicia que les corresponde.

Cuando esto sucede, las elecciones, esos momentos críticos de la historia de una nación, lejos de avivar la vida democrática, la destruyen. Una elección democrática, en condiciones normales, tiene –dice Jean Robert comentando a Jean-Pierre Dupuy– por lo menos una característica contradictoria: El momento en que el pueblo está más cerca de realizar la “voluntad general” es también el momento en que “el ruido electoral debilita las redes sociales en las que los ciudadanos están inmersos, actúan, deciden y hablan”. Es precisamente allí, escribe Claude Lefort, “en el momento en el que se supone se manifiesta la soberanía popular […] que las solidaridades se deshacen y que el ciudadano se ve extraído de todas las redes en las que se realiza la vida social para convertirse en una unidad contable, en un ‘individuo estadístico’”, como las víctimas de la nación.

Esta verdad, en las condiciones de emergencia nacional que vive México, destruye nuestra vida democrática: Bajo el llamado electoral, las redes de solidaridad que los ciudadanos tejimos en el 2011 para defendernos de la violencia y de la impunidad, y que generaron una fuerza verdaderamente democrática en la búsqueda de la justicia, la paz y la participación ciudadana, han quedado deshechas. Desprovistos del derecho a tener candidatos civiles, iniciativas ciudadanas, referendo, voto blanco y revocación de mandato; ajenos a la seguridad y a la justicia, los ciudadanos yacemos sepultados bajo los monumentos mortuorios de esas muecas de plástico, de esa musicalidad monocorde de voces y eslóganes, y de esa autosuficiencia cosmética de los candidatos que se diputan, no la vida democrática del país, sino los sepulcros de la patria que los criminales han cavado.

Recuperar la democracia, hacerla resucitar, sólo será posible cuando juntos retejamos nuestras redes de solidaridad ciudadana y pongamos un coto al poder de los monumentos mortuorios que llamamos partidos y cuya ineficiencia nos es tan costosa como inmensa. “Nuestros sueños –hay que decir con los Indignados– no caben en sus urnas”.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad y resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón.


Javier Sicilia

Los muros gritan lo que los medios callan

Y ya que estamos hablando de muros,
un muro sin graffiti
es como un mundo sin rebeldes,
es decir, no vale la pena.
Don Durito de la Lacandona.

“El miedo paraliza, el coraje se organiza”


Con este nombre, Convergencia Gráfica, integrada por La Otra Gráfika, Escuela de Cultura Popular Mártires del 68, Sublevarte Colectivo, Justseeds, Cordyceps, ZAM, Furia de las Calles, Gráfica de Lucha, Casa Naranja y Hacklab Autónomo, lanzó una convocatoria invitando “a artistas plástic@s, gráfic@s y visuales, estudiantes de arte y a cualquier persona entusiasta del dibujo, la ilustración y la imagen” a enviar gráfica copyleft para pegotes y banderas. Se lee en la convocatoria publicada el 18 de mayo de 2011: “Los pegotes y banderas constituirán una campaña gráfica contra la violencia, la impunidad, la militarización, el terrorismo de Estado y su aliada la delincuencia organizada, y por ni un muerto y ni una muerta más”.

Esta convocatoria gráfica se suma a las movilizaciones en contra de la guerra de Felipe Calderón, además de sumarse de alguna manera, a través de imágenes, a la reflexión sobre esta guerra que se ha dado en el marco del intercambio epistolar sobre Ética y Política. El Subcomandante Insurgente Marcos, en la Carta Primera a Don Luis Villoro “Apuntes sobre las guerras”, devela que no se puede hablar de ética y política si no se parte del contexto, de la realidad en la que se habla. Y la realidad que el pueblo mexicano vive es la guerra que ejecuta el México de arriba.

Desde 1997, el SCI Marcos ya nos había explicado que la guerra desarrolla un proceso de destrucción/despoblamiento y reconstrucción/reordenamiento. En estos tiempos de guerra, nos es más claro el significado del primer binomio: la destrucción del territorio conquistado, como destrucción de las bases materiales de la soberanía nacional; y el despoblamiento, como destrucción del tejido social. Hablemos de lo último.

La destrucción del tejido social se vive a partir de lo que identificamos claramente como el infame resultado de esta guerra: las muertes, las muchas muertes que ha sufrido la sociedad mexicana, pero no toda, fundamentalmente la sociedad de las y los de abajo. La violencia, la desaparición forzada, la muerte, nos llevan a otra forma de vivir la destrucción del tejido social: el miedo. Pregunta el subcomandante Marcos: “¿Qué relaciones sociales se pueden mantener o tejer si el miedo es la imagen dominante con la cual se puede identificar un grupo social, si el sentido de comunidad se rompe al grito de ‘sálvese quien pueda’?”

La respuesta es: ninguna. El miedo, como lo expresa el nombre de la convocatoria gráfica, generalmente paraliza y más cuando no tiene visiblemente un causante determinado al cual poder hacerle frente. El peligro que causa el miedo es mucho más temible si no está claramente identificado. Esto crea un sentimiento global de inseguridad que genera efectos individuales y sociales muy concretos: desconfianza, inhibición de la comunicación con otros, desvinculación de procesos organizativos, aislamiento social, en suma: disminución en la capacidad que tiene el individuo de controlar su vida, ya que vive en un estado constante de vulnerabilidad.

Esto nos recuerda una enseñanza del Viejo Antonio, que le compartió el Sub a Eduardo Galeano en 1995: “que uno es tan grande como el enemigo que escoge para luchar, y que uno es tan pequeño como grande el miedo que se tenga”.

En la película Blade Runner, el personaje Roy Batty expresa: “es toda una experiencia vivir con miedo ¿verdad? En eso consiste ser esclavo”.

Esta afirmación da luz al uso del miedo como una estrategia de control social. La guerra de Calderón intenta imponer el miedo como identidad colectiva, la imagen dominante que pretende evitar de cualquier forma que nos relacionemos con los otros, que nos encontremos, que nos miremos siquiera.

En el intercambio epistolar sobre Ética y Política, Sergio Rodríguez señala que cuando se decide poner bajo control el miedo que se siente, se hace “entendiendo algo que en primera instancia es complicado de entender: que es el Estado el causante del terror...”, se hace identificando quién origina el miedo, a quién se le puede hacer frente. Y cuando se descubre el uso político del miedo, gran parte del miedo que se siente se convierte en rabia, indignación, coraje. Y cuando este coraje se organiza se logra expresar desde distintos frentes. Por esta razón, adquieren mucha relevancia los esfuerzos creativos que rompen con la dinámica del miedo y construyen pequeños puentes de comunicación y encuentro, para levantar desde abajo y a la izquierda un gran “NO” a la lógica de muerte adoptada como proyecto de gobierno para el país.

Algunos de estos puentes son las diversas imágenes creadas en el contexto de la convocatoria gráfica “El miedo paraliza, el coraje se organiza”. Imágenes que dan respuesta a la terca guerra de Calderón. Las miradas rebeldes expresadas en ellas desafían el miedo y son ventanas que nos muestran la forma de ver y vivir la guerra desde abajo. Como afirmamos arriba, estas imágenes no se limitan a cubrir el aspecto de agitación y propaganda, sino que reflexionan, cuestionan, debaten y nos ofrecen diversos espejos para mirarnos e identificarnos en nuestro dolor y rabia.

Las imágenes se identifican claramente con una posición política, cuyo objetivo es dar forma al repudio, la indignación y la rabia que sentimos como consecuencia de la imposición de esta guerra en nuestro país. Con este fin, se utilizan diversas soluciones de las artes gráficas como el dibujo, la fotografía, el collage, el graffiti, el esténcil, entre otras, que poseen características fundamentales propias de la gráfica rebelde, como la facilidad de circulación y reproducción, la inmediatez, la contundencia y el hacer colectivo.

En las construcciones visuales contra la guerra, la imagen y el texto se relacionan con el fin de ganar claridad en el mensaje y acotar las posibilidades de diversas interpretaciones. En su mayoría, los textos son poéticos y pertenecen al terreno de la consigna, utilizando recursos retóricos como la metáfora para construir las enunciaciones del repudio y, así, tomar distancia del discurso político tradicional. Por su parte, en las imágenes se distinguen símbolos, fotografías, abstracciones y representaciones humanas que forman parte de la poética visual de la resistencia.

Las expresiones gráficas recrean fragmentos de una imagen más grande: la guerra vivida desde abajo y vista desde la izquierda. Estos fragmentos nos explican, nos cuestionan y reflexionan sobre las consecuencias de vivir la guerra desde el punto de vista de los muertos, los desaparecidos, los heridos, los desplazados, los indignados… Enunciemos pues, cuáles son los fragmentos de la guerra que nos presenta el discurso visual de las imágenes:

I. Las imágenes identifican claramente el lugar de origen de esta supuesta guerra contra el narco: La irrupción de la guerra en la vida cotidiana de nuestro país viene desde arriba, desde el poder. Ante la insistencia del jefe supremo por involucrar a la sociedad en su guerra, el discurso visual de las imágenes reconoce a Calderón como iniciador y responsable de la guerra y sus funestas consecuencias para nuestra sociedad.

II. Las imágenes se posicionan políticamente con claridad y dignifican a los muertos nombrando su lugar social: en esta guerra la sociedad ha puesto a los muertos, por eso, es una guerra contra el pueblo mexicano.

III. Las imágenes se cuestionan sobre el negocio detrás de la guerra y nos preguntan: ¿Para quién es un negocio esta guerra?

IV. La guerra ha tenido como una de sus terribles consecuencias la destrucción del tejido social. En este sentido, las imágenes nos muestran: Una nación destruida y despoblada.

V. Un fragmento más, y para nosotros el más importante, es la constante de la rebeldía y la negativa contundente a esta guerra: Ni un muerto más, NO a esta guerra.

VI. Las imágenes representan también propuestas, anhelos, sueños y posibilidades frente a la tendencia de destrucción y muerte que se mira en el horizonte de arriba. Las ideas de desmilitarizar el país, reconstruir el tejido social y transformar la realidad son expresiones de esperanza que alimentan la lucha contra la estúpida guerra de Calderón.

VII. Además, las imágenes actúan como un detonador del impulso más bello: la rebeldía, al convocar a no dejarse vencer por el miedo y luchar organizadamente para evitar que haya un muerto más en nuestro país.

En las profundidades sociales, el recurso visual es un arma de resistencia cultural y un instrumento para la construcción de una identidad y conciencia colectivas. La imagen es uno de los recursos para resistir culturalmente la guerra de conquista que significa la imposición de la cultura capitalista. La acción rebelde proporciona a la imagen los sentidos y significados que nos otorgan una visión clara y contundente de que otros mundos son posibles.

Una imagen: un grito en la pared

Una imagen es la representación de una forma de ver el mundo, la imagen no es inocente, no es neutral, se produce desde un lugar social y con una intención específica. La imagen en el espacio público, por tanto, tiene una función política, transmite cómo se mira a la sociedad y cómo ésta debe funcionar. Para verificar esto basta salir a las calles y ver cómo usa la imagen el capitalismo: hay un bombardeo visual con espectaculares, que nos dicen cómo vivir, cómo pensar, cómo vestir, cómo sentir, cómo ser, cómo actuar. Vivimos un constante bombardeo ideológico.

Este bombardeo forma parte del reordenamiento que se vive en una guerra, la imagen que construye el capital impone una representación de quiénes debemos ser, impone un estilo de vida.

La imagen es un poderoso instrumento de producción y control de imaginarios colectivos porque concentra mucha información y tiene una gran fuerza comunicativa. Una imagen, en tanto representación visual, tiene cualidades particulares: es “leída” instantáneamente; puede proponer una pluralidad de ideas a la vez; sirve para comunicar un mensaje a personas sin conocimiento de la escritura o del idioma y tiene un vínculo inmediato con lo sensible, la imagen posee una gran capacidad de emocionar.

Cuando un individuo o un colectivo retoman este instrumento, desafían el orden hegemónico que impone el capital, a través, también, de la construcción de imágenes. Y este desafío se presenta tanto en la frase impresa en la pared por una madre a quien le asesinaron a su hijo, como en el cartel pegado en la calle por un grupo de chav@s que se dedican a hacer gráfica.

La imagen construida desde abajo y expuesta en el espacio público contrarresta este bombardeo cultural del capital y se convierte en un elemento que pone en relieve la pugna, la lucha cultural y política contra el poder, contra el capitalismo. Ante una imagen que afirma “ESTO SON” hay una imagen que grita “NI MADRES, ESTO SOMOS”. La imagen construida desde abajo nos transmite otra manera de entender el mundo, otra manera de entender las relaciones sociales.

La imagen construida desde abajo se apropia de la historia de abajo, de la historia colectiva de resistencia, recordándonos nuestra identidad, que no es más que nuestra identidad colectiva, esa que borda el tejido social.

Iseo Noyola, fundador de la Escuela de Cultura Popular Mártires del 68, expresa: “El bombardeo visual que tiene una persona es muy alto, desde que abre los ojos hasta que los cierra.

Lograr ser distinto ante algo que está muy uniforme, muy saturado, es muy complicado para el que hace gráfica. Lograr que nuestra gráfica se convierta en un grito en la pared, un grito que dice aquí estoy, existe esto, se denuncia esto, sucede esto, es difícil ante una cultura de medios tan excesiva. Sin embargo, lo estamos haciendo.”

“Apropiarse de la pared es un desafío. La policía, los medios, el capital, el sistema no está de acuerdo en que nosotros expresemos. Pero nosotros lo vemos como una necesidad” asegura Yobany Mendoza, quien participa en el colectivo Cordyceps.

El acto de apropiarse de la pared es político, la implicación fundamental está en el hecho mismo de la apropiación de eso que dicen “no nos pertenece”.

Apropiarse de la calle es un acto de rebeldía y este acto es importante en los procesos de apropiación y construcción de espacios autónomos y colectivos.

La gráfica cumple su función más rebelde cuando al ocupar la calle abre la posibilidad a otros para que también la ocupen, y a través de los muros se grite la rabia sentida. Así lo dice Santiago

Armengod, quien pertenece a varios colectivos entre ellos Justseed: La imagen, la firma, el rayón en la pared “es un incentivo para que la gente se apropie de las calles y rompan el orden y la estructura que nos imponen. Es apropiarnos de lo que nos han robado y desafiar al sistema de una manera en la que podamos construir colectivamente. La gráfica en la calle es muy poderosa, construye un diálogo que nos recuerda que nosotros también tenemos una posibilidad de poder crear y construir nuestro entorno.”

Comparte Yobany que “la gráfica es una herramienta más para la transformación política. Nosotros creemos que una imagen no cambia al mundo. Estamos conscientes de que el trabajo se hace de otra manera, se hace participando en la organización toda, no solamente elaborando imágenes. La gráfica es sólo una de las muchas caras que tiene esa participación política.”

“La gráfica es parte de la propaganda de un movimiento, un movimiento que no tiene un planteamiento de propaganda, es un movimiento que no va a tener paredes de resonancia de lo que está haciendo. Es importante qué pasa con los miembros que no están en el movimiento, con los no organizados, es importante la comunicación con ellos. Por eso, la propaganda es fundamental”, afirma Iseo.

Sobre esto, Francisco Leonardo, quien hizo un estudio sobre el uso de la gráfica en Oaxaca en los años de 2006 a 2009, comenta: “Ése es el propósito que yo encuentro en muchos de estos grupos que están trabajando en esta tarea de producir imágenes para poner en un espacio público.

El propósito es poner una referencia, que mediante una imagen o mediante una frase breve puedan llegar a la gente y puedan dar a la gente una referencia a un hecho, a una situación, a una causa. Buscando que la persona que lo vea pueda, primero, tener reconocimiento de ello y, en algún momento dado, poder apropiárselo también, defenderlo también, reconocerlo como parte de sus propias convicciones o valores.”

La gráfica política usada por colectivos inscritos en un movimiento social se ha construido fundamentalmente como un medio de denuncia y como una estrategia de comunicación alternativa, es una acción contra-informativa que refiere lo que los medios oficiales no presentan. En este sentido, rompen con la comunicación hegemónica.

Francisco comparte que “platicando con l@s chav@s que pintaban en Oaxaca, lo que querían era informar lo que estaba pasando, porque en los medios informativos no lo decían. A través de la gráfica política, mucha información salió.”

Saber si la gráfica política cumple el papel de denunciar y romper el cerco informativo, es decir, saber si el grito en la pared ha sido escuchado, es muy difícil. Sin embargo, Francisco nos comparte una experiencia que da cuenta de ello:

“En noviembre [de 2006] quedaba sólo en poder de la APPO Radio Universidad… empezó a ser intervenida… Y una semana antes del 25, quedó inaudible. Como medio informativo, como medio de organización quedó sin posibilidades. Para la última mega marcha, la del 25 de noviembre, prácticamente la convocatoria se hizo a partir de graffiti en los muros de las calles. Porque ya no era posible saber mucho a través de otros medios.

Se organizaron brigadas que salieron a las calles a graffitear en las paredes esta convocatoria a la marcha, eso fue cuando ya la PFP estaba atrincherada en el zócalo de la ciudad, en estos momentos la tensión era muy fuerte. Mucha gente que asistió a esa marcha fue porque la información estuvo en las paredes. Esta es una evidencia clara de cómo es útil y factible este medio no sólo para informarse sino para organizarse”.

Gráfica de lucha: ¿Qué hay detrás de una imagen?

Como toda imagen que opera en el espacio público desempeña una función política, es importante distinguir cuándo hablamos de la gráfica que acompaña y se produce al interior de un proceso político organizativo. Para diferenciarla de las imágenes que se crean desde el capital, le han llamado gráfica política alterna, gráfica de lucha, de resistencia, gráfica popular, rebelde, revolucionaria, alternativa.

Esta gráfica surge de las barricadas, de las guardias, de ese proceso de aprendizaje que es la lucha. “No puede haber un trabajo de comunicación si no tiene un fundamento real de trabajo colectivo, de trabajo comunitario, de base, organizativo. Es importante tener la amplificación de esa palabra y comunicar a través de los mensajes visuales. La gráfica es una construcción colectiva”, expresa Santiago.

“La gráfica política alterna hace uso del graffiti, del esténcil, de la pintura, etcétera, pero se distingue de lo que puede ser reconocido como arte urbano porque responde a un contexto, responde a una situación, a un movimiento social, forma parte de ello, es una expresión de ese movimiento”, nos comenta Francisco. En este sentido, la imagen no puede ser separada de ese proceso organizativo que la genera, la construye, la asume, la identifica y que incluso, la sueña en muchas ocasiones como posibilidad.

En la gráfica política el autor pasa a un segundo plano, sobre esto, Iseo nos explica: “La gráfica aborda los problemas de un movimiento, hay que cubrir una necesidad colectiva, no tu necesidad como a veces hace el artista. El propagandista no puede hacer eso, tiene que cumplir una necesidad que le está demandando el movimiento.” La gráfica puede o no ser una gran obra artística, pero lo que hace que sea significativa es que sea fiel y que responda a un proceso organizativo.

Pero la gráfica política no sólo hace referencia a la organización que le da sentido, también a la organización que la crea. Así lo refiere Francisco: “La gráfica política alterna no es la imagen que se pone en la calle, no es la pintura que se hizo refiriendo una situación de agresión a una causa, no es ello en sí. La imagen es la forma material y la mayoría de las veces es efímera, en tanto que se pone en la calle, la despintan, y se vuelve a poner. La gráfica política alterna también es todo el proceso organizativo de producción, de difusión que hay para que esta imagen se pueda ver en la calle.”

Lo que hay detrás de una imagen que se concibe desde la gráfica política es una sola cosa: la organización. Y si una imagen es auténtica, es decir, si nace dentro del movimiento político y se concibe en torno a un proceso organizativo, se puede a través de ella conocer ese movimiento político, conocer su ideología, sus demandas, su historia. La imagen gráfica se convierte en un vehículo de conocimiento porque va construyendo la memoria del movimiento.

Nos comparte Francisco que en Oaxaca esta particularidad que tiene la imagen fue muy clara. Al mirar cronológicamente las imágenes que aparecieron en todo el conflicto, se mira tanto el proceso organizativo interno, el que vivieron los grupos de chav@s que hacían gráfica, como el proceso de desarrollo de la lucha de los pueblos de Oaxaca.

Los grupos de gráfica en Oaxaca se conformaron con chav@s que no tenían experiencia, graffiteros que sólo usaban la lata y chav@s que habían estudiado artes plásticas. Diferentes técnicas y conocimientos de la imagen se unieron. Es claro, al ver la crónica visual que apareció en las calles, que l@s chav@s, al organizarse juntos, se compartieron conocimientos de sus distintas técnicas, ya que las imágenes poco a poco empezaron a ser más elaboradas.

“En Oaxaca, llegó un momento en que las paredes estaban saturadas. Hubo murales de 14 metros de largo por 3 metros de alto, que fueron producto de las circunstancias, es decir, no llegó un grupo a pintarlo un día, fue uno y otro y otro grupo que llegaron en diferentes momentos a poner cada quien su punto de vista. Esos murales son el producto de diferentes intervenciones de algo que ya estaba puesto y llegaban a ponerle algo encima. En el contexto que se dio en Oaxaca, cuando la ciudad quedó prácticamente tomada por la gente, eso se podía ver también en las paredes. Todas estas series de pintas y de consignas que estaban por varios puntos de la ciudad, cumplían de alguna manera con esa apropiación del espacio, al caminar la calle se creaba de alguna forma un sentimiento de que la calle era de todos...

“En la noche del 25 de noviembre, una noche realmente trágica por la represión que se vivió, la ciudad fue borrada. Al otro día en la mañana caminamos por las calles y veíamos todas estas manchas que habían borrado todo lo que se había estado pintando en las paredes, esos murales de los que hablábamos, que se fueron formando, no de un día para otro, sino que algunos de ellos se crearon en más de un mes, desaparecieron. La ciudad quedó borrada. Y sin embargo, muy temprano, después de que fue borrada, aparecieron esténciles que hacían referencia a lo que había pasado la noche anterior. Es interesante ver cómo visualmente también puede reconocerse esa historia, ese proceso.”

La gráfica nos da una de las muchas miradas que tenemos para conocer a un movimiento. L@s compañer@s que entrevistamos han hecho gráfica por los compas de Atenco, Oaxaca, contra los paramilitares en Chiapas, denunciando la muerte de Brad Will, sobre los medios libres, contra el mal gobierno, sobre la problemática ambiental, en fin, han hecho mucha gráfica siguiendo la dinámica de los movimientos que están inscritos en La Otra Campaña y de las convocatorias que van surgiendo de la Comisión Sexta. “Siempre intentamos estar al tanto de lo que está sucediendo para tener una respuesta directa y efectiva, y que no sea añeja”, afirma Santiago.

La gráfica de tod@s est@s compañer@s ha caminado por muchos movimientos de abajo, y a su vez ha sido una ventana para mirarlos, sin embargo, nos comparten: “el andar zapatista ha sido una base para la creación de nuestra gráfica”. El levantamiento de 1994 generó una gráfica, una movilización a través de los medios visuales que no se había generado desde 1968, afirman. Señala Yobani, “Nosotros sí teníamos un trabajo político antes, pero lo que realmente hace que nos juntemos y que empecemos a colaborar en miras hacia una transformación real es el movimiento zapatista, y fundamentalmente, es lo que existe en las comunidades zapatistas, porque nosotros hemos tenido la oportunidad de ir y ver la construcción que hay ahí, y ver la importancia que ahí tiene el lenguaje de la imagen”.

Los muros y la memoria colectiva zapatista

La reapropiación de la tierra por parte del EZLN permitió una reorganización de la estructura social y política de las comunidades. Sin embargo, esta reorganización no sólo fue geográfica y política, también fue en el ámbito de lo simbólico. Tal es el caso del renombramiento de las comunidades y municipios, el bautizo de los caracoles y la realización de murales que construyen un proceso de identidad colectiva en el territorio recuperado.

Es importante destacar que estos murales en su mayoría fueron creados por la sociedad civil nacional e internacional. Desde 1994, la sociedad civil tuvo diversos acercamientos con los pueblos en resistencia, entre ellos se encontraron artistas y trabajadores de la cultura que pusieron sus recursos plásticos al servicio de la lucha zapatista. Algunos de ellos son quienes conformarían la Convención Metropolitana de Artistas y Trabajadores de la Cultura: Sergio “Cheko” Valdés, Gustavo Chávez, Javier Campos, colectivos internacionalistas, entre otros.

Una compañera integrante de la Junta de Buen Gobierno del Caracol de Morelia, en el año de 2007 nos platicó su visión con respecto a los murales: “Para nosotros es muy importante ya que es otra forma de expresar o contar nuestra historia.

Aunque al principio tuvimos problemas porque los hermanos y hermanas pintores llegaban a pintar lo que él quiere o piensa, pero nos dimos cuenta que al final no entendíamos. Después se les pidió que juntos se haga lo que queremos expresar, entonces se empezaron a formar algunos equipos de muralistas, ahora, nosotros, o sea el pueblo, decide qué es lo que quiere que se pinte, para que cualquiera que llegue a visitarnos les explique lo que significa.”

Las imágenes en el territorio recuperado por el levantamiento armado representan la memoria colectiva que da identidad a los pueblos en lucha. Un compañero base de apoyo que formó parte del equipo de muralistas en el caracol de Oventik nos platicó acerca de las temáticas representadas en las imágenes: “Son diferentes temas: los problemas que tenemos, la vida que tenemos, lo que pensamos, lo que soñamos, lo que sentimos, lo que deseamos es muy importante.

Se trata de ponerle colores a la comunidad para que no sea triste, y que se guarden nuestras ideas para que los niños conozcan nuestras ideas y la gente que viene también. Nuestro trabajo es colectivo, nuestro trabajo es para el pueblo, es de la creación de esta autonomía, hay que pintar el gris de colores porque esta revolución es de colores, como la esperanza. Hay que globalizar los colores, pero los rebeldes, hay que usar los muros que nos oprimen para ponerles colores liberadores, para la democracia, la libertad y la justicia.”

La significación del espacio público a través de los murales crea una conciencia colectiva en función del proceso cotidiano de lucha que viven los pueblos en el territorio zapatista. La convivencia con las imágenes es permanente puesto que forman parte de la comunidad y, por ende, éstas se convierten en un vehículo de conocimiento de la lucha, sobre todo para las nuevas generaciones que nacen y crecen en un entorno significado totalmente por la lucha y la rebeldía zapatista. Los murales desempeñan una función revolucionaria, al mantener viva la identidad zapatista construida a través del proceso de lucha y resistencia de los pueblos indígenas.

En palabras de Yobany, uno de los artistas gráficos que se involucraron en la creación de los murales en territorio zapatista, “los murales zapatistas dan un sentido al trabajo de la gráfica y de la pintura. Rebasa bastante lo que fue el muralismo, porque el muralismo aunque se planteó como una cuestión en el que todos tuvieran acceso, no cumplió con eso: eran las mismas esferas de poder las que contrataban a los pintores. Acá hay un intercambio, si bien uno lleva la propuesta, la comunidad la ve y la comunidad sugiere. Es otra cosa totalmente diferente, es al revés, porque nosotros trabajamos en base a su proyecto. Nosotros aprendemos de su proyecto, y lo que nosotros podemos aportar es una imagen. Y para ellos la imagen es muy importante, porque los hace sentir narradores, constructores de su propia historia.

La experiencia de pintar un mural en una comunidad zapatista es una experiencia que realmente revitaliza lo que es la gráfica, revitaliza la cuestión del porqué se hace el arte, el porqué se pinta, yo creo que eso ya se ha perdido y es lo que se debe retomar.”

Los murales en territorio zapatista nos enseñan la herencia histórica que fortalece las raíces del movimiento, la autonomía en proceso de construcción y el imaginario de un mundo justo y digno para todos. Thea, otra compañera involucrada con la creación de los murales, nos dice: “Yo lo veo hermoso, siento que el ánimo llega también con las pinturas, como estamos intentando crear ese mundo, siempre los sueños están más adelante que donde estamos, siento mucho que los murales en las comunidades zapatistas son una expresión de los sueños a donde vamos, es como guía de las esperanzas.”

Definitivamente, la imagen no puede transformar al mundo. Entonces, ¿en dónde está el gran poder que se le atribuye? Desde esta perspectiva, el poder de la imagen radica en que puede mostrarnos y hacernos recordar que hay gente que construye realidades diferentes, que hay un referente organizativo alterno que con su lucha quiere reconstruir el tejido social que parece totalmente destruido por la guerra, como lo intentan estas 32 imágenes surgidas de la convocatoria “El miedo paraliza, el coraje se organiza”, como todas las imágenes enmarcadas en la gráfica política rebelde.

La gráfica rebelde evidencia con sus imágenes la resistencia y la organización que se genera abajo y a la izquierda y que cada día se convierte un poco más en el Nadie que terminará por derrotar a Polifemo.

domingo, 26 de febrero de 2012

Una vida no es una muerte.

Pues sí, arresulta que acá vengo otra vez. No rápido vine, sino que ya tardé ya, sí. Así es de por sí.

Pero es que a veces debemos los muertos venir a hablar y contar de los pequeños pedacitos del corazón de nadie.

Porque ya no los tenemos, porque nos hacen falta.

Yo me llamo Elías Contreras. Bueno, no así me llamo. Que sea que es un mi nombre de lucha porque yo soy zapatista. Y ahora vengo a hablarles de una compañera.

Una vez lo leí un libro de uno que se llama Quijote. No acuerdo si así se llama o así se apedilla o de repente es un su nombre de lucha. Bueno, pues arresulta que este Quijote se pasó la vida luchando por los débiles y pues no bien le va sino que mal porque mucho lo maltratan y lo burlan.

Pero arresulta que él no se desmaya, sino que sigue. Bueno, pues el libro ése termina que el señor ése Quijote, cuando ya va a morir ya, dice que se equivocó, que estaba loco. Pero no eso queda en la cabeza de uno, o una, según. Que sea que uno, o una, según, no se acuerda que ese señor al morir se arrepintió. Sino que uno, o una, según, se recuerda todo el tiempo que luchó y uno, o una, según, se ríe así nomás, quedito, como no queriendo. Y uno, o una, según, no se ríe porque muchas chistosadas le pasan, sino porque sabe que de por sí eso es lo que cuenta: luchar en la vida.

Y entonces como que uno, o una, según, entiende que la muerte necesita tener su tamaño.

Y sólo lo tiene cuando se pone al lado de una vida.

Una vida no es una muerte.

Sin hacer bulla, sencilla y decidida, como de por sí es la gente en las grandes decisiones, la Olga vivió de nuestro lado. Se dice fácil, pero no lo fue.

Nosotr@s de por sí acá estamos, no tenemos para dónde hacernos.

Sólo nos queda morir una y otra vez… para vivir.

Pero hay quienes sí pueden escoger.

Y acá una vida vale por esa elección.

Porque hay quien elige estar con l@s de abajo pudiendo elegir estar arriba.

A saber por qué hacen así. Tal vez lo traen ya en la sangre, que sea de familia, tal vez lo aprenden, tal vez algo pasa en su camino que l@s hace escoger este lado, escogernos.

No fue por debilidad ni por egoísmo que se fue, sino que se enfermó nomás.

Pero no es el último momento lo que define a una persona, lo que la marca, sino que, como quien dice, es lo que eligió hacer con su vida.

Una muerte no es sólo una muerte, eso es una mentira que venden allá arriba. Y pues a veces uno, o una, según, compra esa muerte con dolor, con llanto, con desesperación. Y entonces la muerte es grande, pesada, oscura. Y uno, una, según, no halla dónde ponerla. Es tanto lo que hace falta, lo que se necesita, que se olvida que hubo y hay una vida. Y si tenemos la memoria como abandonada por la pena, pues más se nos olvida.

Por eso vine nomás. No tardo.

Sólo un poco estoy para recordarles, para que no olviden.

Que sea que hoy vengo a decir aquí, a decirles, a recordarles que este pedacito de nuestro corazón que hoy nos falta, fue y es también una vida.

Una vida que, pudiendo estar en el lado opuesto y arriba, eligió estar con l@s más débiles, l@s más pequeñ@s, l@s arrinconad@s por la historia: nosotr@s.

Bueno, pues ya tardé hablando.

Ya me voy ya.

Sólo vine a ayudarles a recordar y a ponerle una flor a este pedacito del grande corazón de nadie.

Elías Contreras.
Comisión de Investigación del EZLN.
En nuestro país que se llama México

sábado, 18 de febrero de 2012

Mariano Anteros Cordero Gutiérrez

Mariano Anteros Cordero Gutiérrez, era su nombre. Estaba por cumplir 20 años cuando, el 25 de junio del 2009 en Chihuahua, Chihuahua, fue asesinado.

El padre de Mariano, el Lic. Mariano Cordero Burciaga, se entrevistó con el entonces gobernador del Estado de Chihuahua, José Reyes Baeza, éste le dijo que el asesinato había sido una confusión callejera. Unas semanas después de los acontecimientos, la representación del Colegio de la Barra de Abogados del Estado pidió una explicación de los hechos a las autoridades correspondientes. Éstas respondieron que había sido “un ajuste de cuentas entre narcotraficantes”. Culpar a la víctima.

Aquí unos jirones de su historia:

Mariano estudiaba en el Instituto Tecnológico de Parral (ITP) la carrera de ingeniería en gestión empresarial y había recibido la carta de aceptación para estudiar la carrera de derecho en la Universidad Autónoma España de Durango, Campus Parral.

Antes de estos estudios fue misionero voluntario, en el Internado Marista del poblado de Chinatú, Municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua. Era responsable de 32 niños indígenas que estudiaban la primaria en dicho internado.

Mariano era un joven zapatista, de ésos que luchan sin pasamontañas. En marzo de 2001, junto con su padre, participó como cinturón de paz en la Marcha del Color de la Tierra. En 2002 marcha en las diferentes manifestaciones del altermundismo en Monterrey, Nuevo León, con motivo de una cumbre de jefes de Estado donde estuvo Bush pero también Fidel Castro. Al momento de morir, Mariano guardaba en un morral de uso cotidiano la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, el Manifiesto del Partido Comunista y su último libro adquirido: “Noches de fuego y desvelo”.

Cuando hicimos nuestro recorrido de la Otra Campaña por el norte de México, a nuestro paso por el estado de Chihuahua, el joven Mariano asistió a una de las reuniones. Al terminar, pidió hablar conmigo a solas.

¿La fecha? Noviembre 2 del 2006. Unas semanas antes, el 17 de octubre de ese año, Mariano había cumplido 17 años.

Nos sentamos dentro del mismo cuarto donde había sido la reunión. Palabras más, palabras menos, Mariano me manifestó su deseo de venir a vivir a una comunidad zapatista. Quería aprender.

Me sorprendió su sencillez y humildad: no dijo que quería venir a ayudar, sino a aprender.

Le dije la verdad: que lo mejor era que estudiara una carrera universitaria y que la terminara, porque acá (y allá, y en todos lados) la gente de honor termina lo que comienza; que mientras no dejara de luchar ahí, en su tierra, con los suyos.

Que ya con sus estudios terminados, si seguía pensando igual, tendría un lugar con nosotros, pero a nuestro lado, no como maestro ni como alumno, sino como uno más de nosotros.

Cerramos el trato con un apretón de manos.

7 años antes, el 8 de mayo de 1999, cuando Mariano tenía 9 años, yo le había escrito un mensaje en una hoja de cuaderno:

“Mariano: Llegará el momento, (no todavía, pero llegará, es seguro) en que en tu camino encontrarás otros que cruzan y tendrás que escoger uno. Cuando llegue ese momento, mira hacia adentro y sabrás que no hay opciones, que es sólo una la respuesta: ser consecuente con lo que uno piensa y dice. Si esto está firme, no importa el camino ni la velocidad del paso. Lo que importa es la verdad que ese paso anda.”

Hoy nombramos a Mariano, a su historia, y desde esta geografía le mandamos a su familia un abrazo zapatista de herman@s que, aunque no cure, sí alivie…

Esto no es una elegía. Documental completo.

Durante cuatro años, vivió en una cárcel de máxima seguridad, acompañado de los más peligrosos delincuentes de México. El juez lo condenó a 112 años de prisión, aún cuando ningún delito pudo comprobarse. Hoy está libre y regresa del exilio día con día. Ignacio del Valle nos narra su vida, su lucha, sus triunfos y aquellos cuatro años en el frío de una de las cárceles más peligrosas de México.

viernes, 17 de febrero de 2012

Bomba Molotov

Se llama cóctel molotov o bomba molotov a una bomba incendiaria de fabricación casera cuyo propósito, más que la explosión, es de la expansión de los líquidos inflamables que contiene. Este artilugio está hecho de una mezcla de ciertos productos inflamables (por ejemplo gasolina) con aceite de motor en un recipiente de cristal; se le clasifica entre las bombas termobáricas de baja intensidad.

El nombre y empleo de este artefacto explosivo, reconoce su origen en la Guerra de Invierno (aunque también se utilizó primero en la Guerra del Chaco, Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial). En aquella época Viacheslav Mólotov (Comisario del Pueblo para los Asuntos Exteriores de la Unión Soviética), comunicó por radio a la población finlandesa durante la guerra, que el ejército ruso no estaba bombardeando sino enviando alimentos. Sarcásticamente, los fineses empezaron a llamar a las bombas rusas «canastas de comida Molotov». El ejército finlandés declaró que si «Molotov ponía la comida, ellos pondrían los cócteles».

En los modelos clásicos, un trapo o pedazo de tela en la boca de la botella sirve como mecha. Se inflama la mecha y se lanza. Al romperse el cristal, el contenido se esparce a la vez que entra en contacto con la llama y se incendia. El aceite de motor hace que la gasolina se adhiera a cualquier superficie.

En los cócteles de impacto, en lugar de mecha, se utiliza ácido sulfúrico e hidróxido de potasio. Al lanzarse la bomba, el cristal se rompe y el ácido entra en contacto con la potasa generando una fuerte reacción exotérmica (aumento brusco de la temperatura), que hace inflamar el combustible. Además de los daños por el fuego, se añade el daño corrosivo del ácido. Otra característica de la bomba de ácido es que en los enfrentamientos nocturnos no revela la posición del lanzador.

Se ha empleado principalmente en los conflictos urbanos, dada su fácil elaboración y bajo costo.

También se usa en la manifestaciones violentas o motines en varios países contra la policía antidisturbios. Tuvo gran éxito como arma antitanque, usándose inicialmente durante la Guerra Civil Española por parte de los sublevados, además de su efecto terrorífico para la moral de las tropas enemigas.

Chiapas: La rebelión bajo sitio.

"Chiapas: La rebelión bajo sitio" (2008) es un documental de Greg Berger que muestra con total crudeza la realidad en la que viven las bases de apoyo del EZLN: perseguidos, golpeados y muchas veces asesinados por el ejército o los paramilitares.
Zonas como la comunidad de Bolon Ajaw sufren la brutalidad e inhumano accionar del ejército que quema sus casas y roba sus animales. A pesar de ello los zapatistas no han disparado una sola bala desde 1994, su camino ha sido más creativo. La lucha continua: paz, salud, educación, independencia, tierra, libertad, democracia...


lunes, 13 de febrero de 2012

Rarámuris, Wirikuta y los acuerdos de San Andrés Larráinzar

Los pueblos indígenas de la sierra Tarahumara y los huicholes que defienden el sitio sagrado del pueblo wixárika, donde abundan la plata y el oro en el subsuelo de Wirikiuta, sobreviven entre el hambre y la riqueza de los recursos naturales de sus tierras y territorios, concesionados a compañías mineras trasnacionales, principalmente.

Ante noticias acerca de la hambruna que existe en la sierra Tarahumara y la información de casos de suicidio, la sociedad mexicana se movilizó en forma solidaria para brindar ayuda humanitaria a los miles de indígenas rarámuris, odamis, tepehuanes, pimas y warijoos que habitan en ese lugar.

Las televisoras no podían dejar pasar la ocasión para presumir su filantropía y mandar unas cuantas limosnas, acompañadas de la respectiva publicidad, donde se enfatice el alma bondadosa de los caritativos medios electrónicos del país. Sin embargo, cabe preguntarnos, ¿por qué tanta pobreza en una región tan próspera económicamente?

El estado de Chihuahua cuenta con una gran cantidad de reservas minerales, es el segundo productor nacional de oro y plata en México. La mitad del territorio del estado, alrededor de 12 millones y medio de hectáreas, ha sido concesionado por el gobierno federal a consorcios mineros privados, principalmente canadienses. Del año 2006 al 2010, el valor de la producción minera en el estado ascendió a la cantidad de 84 mil millones de pesos, de cuyo monto no se beneficiaron ni las comunidades ni las finanzas del estado ni del país.

Las dueñas de las concesiones mineras en la sierra Tarahumara son empresas canadienses y del Grupo México, el mismo de la tragedia de Pasta de Conchos en Coahuila. Estas empresas sólo pagan un ridículo impuesto –si es que así se pudiera llamar– de cinco pesos por hectárea. Las empresas facturan en su país de origen, eluden el pago de impuestos en México, tienen proyecciones que indican el ascenso de sus utilidades, y en contrapartida los poseedores originarios de las tierras y territorios se están muriendo de hambre, y cada día se agudizan sus condiciones de miseria y desigualdad.

Frente a esta injusticia, cuyo origen radica en un modelo desigual y un trato inequitativo del Estado mexicano para con los pueblos indígenas del país, los protectores de los consorcios extranjeros, tanto los que tienen a su alcance concesiones en los medios electrónicos, cuyos servicios son contratados para evitar cualquier cuestionamiento de fondo, recurren al viejo expediente de la lástima, la caridad y la limosna, pero evaden abordar el tema de la hambruna de los habitantes de la Tarahumara como una expresión directa de la negación de sus derechos, ligados indisolublemente al incumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larráinzar, donde se aborda el tema de los recursos naturales ubicados en las tierras y territorios de los pueblos indígenas mexicanos y el reconocimiento de las comunidades indígenas como entidades de derecho público, que les permitirían a éstas el establecimiento de una correlación de fuerzas diferente frente a las compañías privadas, nacionales y extranjeras, mediante la cual las condiciones de negociación y distribución de la riqueza que se extrae del subsuelo nacional serían otras muy diferentes y mucho menos desiguales.

Otro caso similar es el que viven los pueblos wixaritari, quienes sufren el despojo y el desplazamiento de sus lugares de origen debido al otorgamiento de concesiones mineras a empresas canadienses del centro ceremonial de Wirikuta, con una extensión de más de 140 mil hectáreas, donde existen grandes cantidades de riquezas minerales, que contrastan con la miseria de los poseedores originales de dichas tierras.

A pesar de haberse firmado el pacto de Huauxa Manaka entre cinco gobernadores y el gobierno federal, el 28 de abril de 2008, donde se le aseguraba a los huicholes la preservación de los lugares sagrados, las rutas de peregrinaje y sus recursos naturales, y teniendo como antecedente el hecho de que México es signatario del Convenio 169 de la OIT, que obliga al Estado a realizar procesos de consulta con los pueblos indígenas para realizar cualquier acción en sus comunidades, fueron argumentos insuficientes para que el gobierno federal entregara 35 concesiones mineras a empresas canadienses sobre un sitio natural sagrado considerado por la UNESCO y que es el santuario más importante de los indígenas huicholes.

El dramatismo que hoy vemos en la Tarahumara y en muchos lugares del país, por los efectos de la hambruna y el despojo de las tierras indígenas, es inversamente proporcional a la campaña infame en donde el gobierno de Ernesto Zedillo para justificar el incumplimiento de lo pactado en San Andrés Larráinzar acusaba a los indígenas mexicanos de querer balcanizar al país y de crear un Estado dentro de otro Estado. Cuánta infamia y cuánto lodo se lanzó en contra de nuestros pueblos originarios, tratando de hacerlos parecer como verdaderos monstruos, cuando hoy vemos cómo los indígenas se están muriendo de hambre.

Frente a esta realidad, no puede ni debe haber olvido: la sociedad mexicana debe movilizarse, las ahora llamadasizquierdas deben entender que no todo es la aspiración por un cargo cueste lo que cueste y atropelle a quien atropelle, y diseñar esquemas de lucha para defender estas causas, como lo hacían las viejas organizaciones políticas de la izquierda cuando éstas ni siquiera registro tenían.

Por ello, hoy más que nunca, se requiere un relanzamiento de un movimiento nacional, desde todos los frentes, todos los estados, todos los pueblos y todas las organizaciones, para exigir el cumplimiento irrestricto de los acuerdos de San Andrés Larráinzar, en los términos pactados entre el gobierno federal y el EZLN el 16 de febrero de 1996. Esa es la única forma de detener el saqueo nacional y las injustas condiciones de vida a las que el Estado mexicano ha condenado a los pueblos indígenas de México.

Jaime Martínez Veloz